viernes, 16 de enero de 2015

Nota marginal a Hb 3,7

Escritura, ¿qué dices de ti misma? No pocos estudiosos de la Biblia parecen pasar por alto algunas claves fundamentales que la misma Biblia ofrece para su interpretación. 

Veamos un ejemplo. Puesto a citar el Salmo 95, el autor de la Carta a los hebreos lo introduce del siguiente modo: "Como dice el Espíritu Santo..." (Hb 3,7). ¿Acaso ignoraba que el salmo había sido redactado por manos humanas? En absoluto, sólo que le resulta evidente que, detrás de la colaboración humana, es el mismo Dios el que habla. No confunde ni separa; integra distinguiendo jerarquías. Porque toma en serio lo que lee: la "voz del Señor" es el mismo Espíritu y no una prescindible ficción literaria. 

Cuando en el Evangelio leemos que Jesús dice algo, haríamos mal, como a veces ocurre, en atribuir esas palabras al evangelista, como si fueran mera autoría humana y, por tanto, menos vinculantes. La mediación apostólica está, pero no representa ni la primera ni la última palabra. Para el cristiano debe quedar claro que es siempre Jesús el que habla.

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