jueves, 28 de enero de 2021

No escondamos la luz

"¿Acaso se enciende una lámpara para ponerla debajo de un cajón o debajo de la cama? ¿No es más bien para colocarla sobre el candelero?" (Mc 4,21). Jesús habla ante todo de sí mismo: su misión es dar a conocer la Buena Noticia del Padre. Pero también habla de nosotros, su Iglesia. 

El retroceso cristiano es evidente pero en general no queremos asumir que eso se debe en parte a nuestro silencio. ¿Será un mecanismo de negación? Muchas veces enterramos el talento confiado. Escondemos la luz de Jesús, sobre todo esas dimensiones del Evangelio que suponen conversión. Nos gusta hablar de la misericordia de Jesús, y está muy bien que así sea, pero evitamos hablar del culto o la moral. 

Este silencio nuestro revela que no acabamos de creer que Jesús es Buena Noticia. Tampoco creemos en el poder que tiene la Palabra de despertar la conciencia. San Pablo lo dijo hace ya mucho tiempo: "¿Cómo creer sin haber oído hablar de Él? ¿Y cómo oír hablar de Él si nadie lo predica?" (Rm 10,14). ¿Hemos hablado con inteligencia y pasión del Evangelio de la vida? ¿Y de la eucaristía dominical? ¿Y de la castidad? ¿Y de la reconciliación sacramental? ¿Hemos hablado del misterio de la alianza, de la familia como Iglesia doméstica? ¿Hemos hablado de la dignidad del trabajo? ¿Y del valor de la palabra empeñada? Si algo dijimos, no lo dijimos suficientemente. Y creo que todos podemos estar de acuerdo en esto. No se trata de menoscabar el amor al prójimo o el compromiso social  sino de integrarlos, ofreciendo el Evangelio sin recortes, tal como Cristo nos lo entregó. 


Cualquiera que lea los evangelios se dará cuenta de la centralidad que el anuncio tiene en el ministerio público de Jesús. Por eso es inexplicable que la Iglesia no asuma con decisión esa misma tarea. Que el término "doctrina" haya caído en desgracia es lo de menos. Por mí que se lo llame como se quiera: doctrina, prédica, enseñanza, catequesis, verdad, anuncio, Buena Noticia... Lo importante es que la luz no quede oculta. Si el sembrador no siembra es imposible que la semilla germine (cf. Mc 4,1 ss). 

Termino con un par de reflexiones del viejo Orígenes (186-263). Ojalá nos den ánimo para no callarnos nada. "De manera que a menudo realizada la exhortación, también se realiza la superación: muchas veces los más descontrolados se vuelven mejores que esos que, por naturaleza, no parecían ser como ellos; y los más salvajes llegan a ser tan mansos que los que nunca fueron salvajes parecen salvajes en comparación con ellos" (Sobre los principios III,1,5).* "Las escuelas filosóficas y la palabra divina están llenas de historias de quienes cambiaron tan radicalmente que vinieron a ser modelos de la vida mejor" (Contra Celso III,66). 


* Versión latina de Rufino: "Quomodo enim videmus in quam plurimos, qui cum incontinenter prius intemperateque vixissent, ac luxuriae fuissent libidinisque captivi, si forte verbo doctrinae atque eruditionis in melius provocati sunt, tantam exstitisse commutationem, ut ex luxuriosis ac turpibus sobrii et castissimi ex ferocibus et inmanibus mitissimi ac mansuetissimi redderentur".