sábado, 14 de noviembre de 2015

VIIº Estación

PARÍS cae por segunda vez. Primero en enero y ahora en noviembre. Y en esta nueva caída la herida del miedo y la impotencia se vuelve mayor. No sólo por la magnitud sino más bien por la recurrencia. Y por lo indiscriminado del ataque. El estrépito de la caída también tiene que ver con lo que simboliza la ciudad luz. La violencia asesina golpea el corazón de la cultura occidental: la razón, la libertad, la fiesta. 


JESÚS también cae. Porque en la carne del más pequeño sufre y goza el mismo Dios. Porque se hizo de los nuestros para compartir nuestra suerte, identificándose con los ultrajados que no encuentran justicia ni defensa ni reparación. Caída doble, en verdad, porque no sólo cae con las víctimas sino también con los victimarios. Cae también en el fracaso de un Evangelio rechazado, de una humanidad que no reconoce la dignidad del prójimo. Jesús cae con y por todos. 

¿Hasta cuándo este via crucis? Dios sabe. ¿Qué sentido tiene? Dios sabe. Él nos conceda mansedumbre y paciencia, para no ser vencidos por el mal sino vencer al mal a fuerza de bien (Rm 12,21). Levantémonos con Jesús... todavía nos espera un largo camino.


En estas horas pocas reflexiones parecen más oportunas que las de Bono (U2), cuando luego de los atentados en Londres, introdujo la canción Miss Sarajevo en Milán (21/7/2005).

Nos gustaría dedicar esta canción a los que perdieron sus vidas en Londres la semana pasada; a los que hoy están mutilados y heridos. Nos gustaría transformar nuestra canción en una plegaria: la plegaria es que no nos convirtamos en un monstruo a fin de derrotar un monstruo. Ésa es nuestra plegaria.


We'd like to dedicate this next song to those who lost their lives in London last week; who are maimed and injured today. We would like to turn our song into a prayer; the prayer is that we do not become a monster in order to defeat a monster. That's our prayer. 


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