lunes, 26 de diciembre de 2016

Insinuación subterránea

La mujer entra al vagón del subte despreocupada, ligeramente alegre. Lleva una rosa en su mano y no piensa sino en aquellos alumnos con los que ha compartido el año que ahora termina. De la nada, un hombre le dirige la palabra. –¿Esa rosa es para María?–. La mujer duda. En el fondo siente que bebe su propia medicina. Todavía sin hacer pie responde un poco descolocada: –No… pero podría ser–.


El hombre no sabe que esa mujer es catequista y menos sabrá lo que su insólita pregunta ha desencadenado.

El Señor viene ahora a nuestro encuentro 
en cada hombre y en cada acontecimiento
Prefacio de Adviento II



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