domingo, 3 de agosto de 2025

El cardenal Newman: Doctor de la Iglesia

Se comentaba como algo que podía ocurrir. Y ocurrió nomás. Los que se acercan a la figura de Newman perciben pronto la luminosidad de su camino: una teología sólida, una piedad fervorosa y una entrega generosa, donde no faltó la cruz. La Iglesia acaba de anunciar que el cardenal inglés será declarado Doctor de la Iglesia, lo cual significa que su magisterio no sólo merece confianza sino que es ejemplar. Desde ya que esto no implica que se lo deba seguir en todos los detalles, pero sí se lo reconoce como un guía seguro en Cristo.

Tal vez más adelante escriba otro poco sobre las razones y las consecuencias de este nombramiento. Pero ahora quisiera detenerme brevemente en la fecha en que se dio a conocer: 31 de julio, memoria de san Ignacio de Loyola. Deliberado o no, el hecho cae bajo el designio de la Providencia y corresponde plantear la pregunta: ¿hay algún sentido en que el día del anuncio haya sido precisamente ese? No me resultó difícil establecer un nexo entre el discernimiento de espíritus, tan característico de Ignacio, y la biografía teológica de Newman. En efecto, quien fuera fellow de Oxford buscó la verdad con pasión e inteligencia, no como un mero ejercicio académico sino como un auténtico ejercicio espiritual orientado a una decisión que respondiera a la mayor gloria de Dios. Y así corresponde comprender no sólo su ingreso al catolicismo romano, sino toda su vida, tanto antes como después de su conversión. El aporte de Newman a la espiritualidad ignaciana, por así decir, residiría en una mejor integración de la dogmática. Esto no significa que cada fiel debe ser un teólogo, pero sí que el discernimiento no puede obviar el principio doctrinal. En sentido inverso, Ignacio le aporta al camino newmaniano una peculiar atención a las mociones interiores. En tiempos de cambio el discernimiento resulta crucial, y la integración de Newman tiene mucho para aportar respecto del auténtico desarrollo doctrinal, a fin de distinguir -como diría Yves Congar - la verdadera y la falsa reforma en la Iglesia.


Cor ad cor loquitur 

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