miércoles, 11 de marzo de 2009

A Guardini

Hoy se cumplen, exactamente, 70 años de la supresión a manos de los nazis de la actividad docente de Romano Guardini. Por ese entonces tenía a su cargo una cátedra en la Universidad de Berlín que había sido especialmente creada para él: "Filosofía católica de la religión y visión católica del mundo".

La cosa empezó como un préstamo forzado de un aula menor, pero sin referencia alguna con la Universidad. En efecto, en la claramente protestante Berlín no le dieron cabida desde la facultad de Teología (protestante) ni en la de Filosofía. Poco a poco este profesor fue ganando adeptos desde una exposición sencilla y profunda, que lograba abordar los temas que interesan a todos con perspectivas de gran caladura espiritual.

Dado que acabo de terminar de leer -con gran fruición- sus "Apuntes para una autobiografía", me nace el compartir una breve reflexión. Es sin duda curioso, y en cierto modo preocupante, que los jóvenes alemanes del siglo XXI no presten mayor atención a la figura de Romano Guardini.

En sus años de estudiante, Guardini tuvo que padecer la distante actitud de los profesores universitarios. Seguramente de allí, junto a su temple latino, pudo valorar la importancia para el alumno de la cercanía del profesor. Él mismo cuenta que en sus inicios estaba bastante desorientado (intentó con la química y con la economía política). Pero cuando los profesores constataban sus graves dificultades, disimulaban y esquivaban el problema. Entonces concluye que para un profesor, charlar con el alumno y ayudarlo a reflexionar sobre su futuro "es un deber más urgente que escribir grandes libros y ser brillante en los congresos". Creo que en este sentido, la rigurosidad académica alemana tiene todavía mucho que aprender del calor y la humanidad de este genuino maestro.

La teología alemana sigue caracterizándose por su cientificidad, pero ella misma la traiciona volviéndola árida y poco expresiva. En Guardini en cambio, un regalo de la Providencia, se sintetizan el mundo germano y el latino. Sus escritos rezuman un clima íntimo y cordial, afable y simple, aunque nunca exento de profundidad. Es por tanto una verdadera pena que todavía siga un poco olvidado, y se lo considere en muchos círculos "pensamiento de segunda categoría".

Desde el hemisferio Sur, vaya nuestro reconocimiento y gratitud, para este maestro que iluminó aulas escépticas con su candor y su fe hasta que, un día como hoy, lo pasaran a retiro.

1 comentario:

LUXTEO dijo...

Qué lindo recuerdo! GRACIAS!!!
cor ad cor