sábado, 4 de abril de 2015

A Dios lo que es de Dios

De la Semana Santa uno puede decir muchas cosas. Pero a veces omitimos decir lo esencial.

No es un tiempo que nosotros, los hombres, dedicamos a Dios. Más bien es al revés. Los días santos son un regalo que el Padre hace a sus hijos. Tiempo de gracia en que realmente se manifiesta con mayor intensidad. Porque no es verdad que todos los días son iguales. Hay días que son más santos que otros; y eso al margen de lo que uno haga.

El acierto cristiano está en responder a la brisa sutil del Espíritu, que en estos días sopla en un registro más agudo. Hay que rendirse ante la evidencia, sobre todo de las reconciliaciones. "Es la Pascua del Señor" (Ex 12,11).


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